A finales del siglo XIX se hizo famoso en toda Europa y Norte América un buhonero que se hacía llamar Marconius. Conocido por su capacidad de seducción y por sus increíbles pócimas, se dice que fue el único que vendió un auténtico crecepelo, potentes analgésicos de eficacia probada. Era capaz a través e una pócima especial, de duplicar monedas y crear billetes de papel moneda en un abrir y cerrar de ojos.
Bonachón, socarrón y aficionado al buen yantar y el buen beber, nunca dejó a la población insatisfecha.